Del 1ero al 7 de agosto se celebra la Semana Internacional de la Lactancia Materna y este año me tocó celebrarla destetando a Elena, mi beba más pequeña.
Fue un suceso coyuntural. En un principio no sabía si iba a destetarla, aunque la idea de hacer lactancia en tándem; amamantar a dos niños a la vez, nunca ha sido una situación en la que crea sentirme agusto. Siento que para Elena, tener una hermana menor va a ser lo suficientemente difícil como para encima tener que competir por su turno al pecho de mamá.
Con Elena, la lactancia había fluido de manera natural. No teníamos fecha para que la lactancia acabara, ella no quería y la verdad es que yo tampoco, y de pronto, nos quedamos embarazados y empecé a pensar en que sería buena idea destetarla antes de que naciera su hermana.
Y también sin planearlo, me quedé en casa cuando todos se fueron de vacaciones, porque mi visa había expirado sin yo darme cuenta, y entonces la posibilidad de destetar se fue haciendo más real. Elena estaría una semana sin mí y por lo tanto sin tomar su tepté (pecho). Valía la pena intentarlo.
Una vez que regresó toda la familia de vacaciones, Elena no tardó en pedir pecho de nuevo y platicamos de que su hermana estaba preparándose para nacer y que había que guardarle la lechita para que se alimentara así como ella lo había hecho, por 3 años y dos meses ya.
Tuvo muchas dudas, y de vez en cuando vuelve a sacar el tema de qué tal si mientras nace la bebé le doy tepté a ella y ya que nazca deja de tomar, pero de alguna manera siento que sería más difícil para ella teniendo ya a la bebé aquí. Entonces lo volvemos a platicar y ya está.
Cada una de mis lactancias ha sido más larga que la anterior; 3 meses con Emma, 1 año y 5 meses con Camila y 3 años y 2 meses con Elena, todas han sido diferentes y enriquecedoras a su manera. Y aquí seguimos, en este camino lechero en el que quiero inspirar a más mamás a lactar y a disfrutar sus lactancias.
Todavía nos queda un buen tramo.
-Goretti.