Aderezo 3-2-1

Les comparto uno de mis aderezos favoritos. Es rico y fácil de preparar. Es el aderezo que uso en la mayoría de mis ensaladas. Y es fácil de memorizar:

3 cucharadas de vinagre balsámico.

2 cucharaditas de miel de maple.

1/3 de taza de aceite de oliva.

Sal y pimienta al gusto.

Se revuelve todo y listo.

Se puede guardar en el refri en un recipiente sellado. Yo lo hago en un mason pequeño y ahí lo guardo.

Muy sencillo ¿no?

Tomado del libro Everyday Cooking de Minimalist Baker.

– Goretti.

 

La bebé inglesa

Me topé recientemente con una nota que le dejó mi mamá a mi abuelita un fin de semana que se ausentó cuando tenía yo 10 meses.  Hay varias cosas que me asombran y algunas más que me duelen.  Ya me había contado mi mamá que antes se introducían muchos alimentos antes de los 6 meses y se acostumbraba dar té a los bebés para saciar su sed.

A mi tan pronto despertaba me daban 3 onzas de té con 3 onzas de leche clavel (¿qué?), una cucharadita de cereal de avena y un chorrito de miel. (espero que haya sido karo por el peligro, ahora conocido, de contraer botulismo por el consumo temprano de miel de abeja).

Asumo que ya no me amamantaba; aparecen en mi horario dos biberones de leche sin especificar las onzas, adicionados con cereal de arroz.  Se me daban antes de dormir, seguramente para que me cayeran pesados y no despertara seguido o muy pronto.

Estos horarios que ahora me parecen descabellados, tanto por lo que he aprendido de lactancia materna, apego y alimentación infantil, aún son recomendados por muchos pediatras de la vieja y nueva guardia.  Y algo que he entendido recientemente también es que los pediatras tienen poca o nula educación en nutrición infantil a menos de que hayan hecho algún diplomado o especialidad al respecto.

Lo que quiero decir es que no deberíamos preguntarle a un pediatra qué darle de comer a nuestros bebés sino darle ese trabajo a un nutriólogo. O podríamos exigir que nuestros pediatras tuvieran capacitación sí o sí de lactancia materna y alimentación del lactante y del niño.

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Entrando en las partes dolorosas, no se me deja de encoger el corazón cuando leo las palabras: “se le deja en la cuna con su biberón de té para que se duerma. Si se termina el té y sigue llorando lo más probable es que tenga sed y quiera más té.” O tal vez quiera ver a su mamá o que la carguen o que la consuelen…

Todos los papás hacemos lo mejor que podemos con las herramientas que tenemos a la mano. Recientemente en el diplomado que curso de lactancia materna y salud mental nos sugerían analizar nuestra propia historia: ¿fuimos amamantados? ¿cuánto tiempo? ¿cómo se sentía nuestra mamá al hacerlo? ¿cuál era el contexto? ¿cómo nos sentimos nosotros cuando se nos habla de ello?  A veces es doloroso siquiera acercarse a averiguar. Yo me acerco a tientas con estos trocitos de información.  Poco a poco iré formando mi historia.

-Goretti.

 

 

¿De dónde viene lo que comemos?

Todas las semanas voy a la actividad de huerta en la escuela de mis niñas. Es una actividad que gozo porque ambas se dan cuenta de dónde vienen las cosas que comemos.  Aún y cuando desde muy pequeñas nos han acompañado a Carlos y a mí al supermercado y se han aprendido nombres complicados, como pimiento, mientras nos ayudan a llenar el carrito, es importante que conozcan de dónde viene la comida y qué es lo que se requiere para que las frutas y las verduras crezcan y finalmente nos las podamos comer.

El ciclo pasado sembraron una espinacas y la otra chícharos, y a partir de la cosecha son dos alimentos que les gusta incluir en sus comidas cada que pueden. En Navidad y Candelaria hicimos tamales por ejemplo y fueron los dos ingredientes principales.

A la casa también llegan verduras sembradas localmente en Cadereyta. Cada semana una vecina nos pasa la lista de lo que está listo para ser cosechado y nos llegan a la casa frutas y verduras llenas de sabor.

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Hay varias cosas que me gustan de recibir verduras cosechadas localmente:

  1.  Comer lo que hay en temporada; esto ayuda a que los sabores sean intensos en tus preparaciones y que aproveches lo que la naturaleza ha trabajado para crear en estos meses.  La cosecha del verano  por ejemplo está llena de frutas y verduras con mucha agua que nos ayuda a permanecer hidratados.
  2. El descubrir las diferencias en el tamaño de las frutas y verduras cosechadas con las que compras en el súper. Las zanahorias, tomates, papas, manzanas y aguacates por ejemplo son mucho más chicos, pero la coliflor, el apio y los cebollines son gigantes a comparación.  Para muestra un botón:

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3. Por último, comprar local ayuda a las comunidades cercanas a seguir plantando y cosechando.

Pensando que es un poco más costoso, podemos comprar algunas cosas de esta forma y otras en el súper y así equilibrar salud y bolsillo.

Y a propósito de este apio gigante que llegó hice esta receta del sitio de cookie and kate.  Muy rica e ideal para botanear.

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Aceitunas con apio

2 tazas de aceitunas troceadas (sin semilla)

1 taza de apio en cubos

1/2 taza de almendras tostadas y troceadas

1/2 taza de queso parmesano (puede omitirse para que sea vegano)

1 ajo en láminas muy delgadas

1 cucharada de vinagre de vino blanco

2 cucharadas de aceite de oliva extra virgen

Sal y chile quebrado al gusto.

Procedimiento:

Revolver todo y acompañar de tostadas o pan.

-Goretti.

El plato del Buen Comer

Cada país tiene un plato del Buen Comer en el que se sugiere a sus habitantes la forma más nutritiva de comer según las últimas investigaciones.  Y aunque todos son diferentes, al tomar en cuenta los alimentos más comunes en cada país, más o menos siguen las mismas ideas. Si dividimos el plato en cuartos; dos cuartos lo ocuparían las verduras y las frutas; un cuarto los cereales y el último cuarto las proteínas. Las grasas aparecen como un complemento con un porcentaje no significativo en el plato.

Algunos países como Canadá han inclusive quitado de su plato del Buen Comer a la carne y los lácteos como fuente primaria de proteína en la última revisión de su guía nutricional.  Abriendo su abanico de alimentos con contenido proteico a leguminosas, semillas y tofu.

Curiosamente el tema de qué comemos y de qué se compone nuestro plato raramente viene a colación cuando llevamos una dieta omnívora, pero al momento de cambiar a una dieta vegetariana, empieza a ser una preocupación de vecinos, familiares, pediatras y un sinnúmero de personas a nuestro alrededor.

Para tranquilidad de todos, llevar una dieta vegetariana no es más complicado ni laborioso, sigamos la misma regla y busquemos variedad para no consumir siempre lo mismo. Como el tiempo rara vez está de nuestro lado podemos al inicio de la semana cocinar una olla de leguminosas (frijol, lenteja, garbanzo, chícharo, haba) y una olla de algún cereal (arroz, quinoa, farro, bulgur, trigo), y hornear una bandeja de verduras.  Durante la semana podemos hacer uso de ellas agregando vegetales frescos y nuestro plato estará listo en cuestión de minutos.

Les dejo un video de una de mis blogueras favoritas hablando del plato del Buen Comer, ella de hecho es canadiense. Sus recetas son muy ricas, veganas y fáciles de hacer: https://youtu.be/M8GhWgy5g_8

También les comparto el formato de la mayoría de mis comidas:

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Mi plato tiene:

Arroz integral

Mezcla de leguminosas (predominando la lenteja).

Mezcla de lechugas con arúgula (mi favorita).

Tomate

Aguacate

Chicharrón de chile serrano (viene en aceite, así que es como una salsita que lo une todo).

A veces combino con vegetales asados también.

A las niñas, como se ve en la foto, se los separo en su plato pero comemos la mayoría de las veces lo mismo.  A menos de que haga algo picoso o muy condimentado.

¿Y su plato cómo es?

-Goretti.